Cuando el conflicto no tiene solución

Todos las familias tenemos conflictos, algunos más fuertes que otros, y estos son parte de la vida cotidiana. En el contexto de las relaciones de pareja y de familia, es normal que existan conflictos, más bien, si no hubiera, sería extraño. Si logramos gestionarlos adecuadamente, estos contribuyen al fortalecimiento de las relaciones y nos ayudan a adquirir madurez emocional, pero que ¿Qué pasa si no se resuelven?

Cuando surgen conflictos, buscamos la forma de solucionarlos, muchas veces tenemos éxito, en ocasiones cometemos errores en el proceso, pero hay un tipo de conflictos que en definitiva las parejas no le encuentran solución, ¿Qué hacer en estos casos?

John Gottman, un emitente terapeuta familiar, sostiene que es posible convivir con esos conflictos insolubles y permanecer felizmente casados, si se aprende a mantener el problema en su lugar, y a contemplarlo con sentido del humor.

Esto no incluye conflictos que lesionen la dignidad de las personas, que involucre a terceros en las relación, o cosas incompatibles con el matrimonio, se trata de situaciones de las cotidianidad, ciertos hábitos que no gustan, aspectos en los que no logran ponerse de acuerdo, entre otros.

Leí a un escritor que decía: Tenemos que aprender a convivir con aquellas cosas que no podemos cambiar sin que eso nos amargue la vida. Creo esto es compatible con la idea del Sr. Gottman, y totalmente aplicable a las relaciones humanas, porque nos tocará en algún momento encontrarnos en este escenario y no podemos vivir esperando que todo se acomode a nuestros gustos.

Si tomamos la decisión de romper una relación porque no pudimos resolver un conflicto de menor cuantía, iremos trasladando esa misma actitud en futuras relaciones. Las personas que han alcanzado un grado de madurez, encuentran la forma de convivir con ciertos conflictos y mantener viva una relación amorosa y estable, creo que este es el mejor camino.

Por: MSc. Rodrigo Godínez

Psicólogo