La persona más importante

¿Sería posible que la persona más importante en su vida sea la más descuidada? ¡Suele suceder! Si, con frecuencia esa persona es dejada de último, se compra algo si alcanza, porque primero están los demás, las responsabilidades, los imprevistos y de último si queda algo, se le da.

Pero ¿Cómo puede ser posible eso? Antes de responder a esa pregunta, voy a plantear otra. ¿Quién es la persona más importante en su vida? Alguien dirá: Dios, para otros podrían ser la esposa (o), un hijo, o un padre, o alguna amistad especial, sin embargo, entendiendo que todos ellos son muy importantes, poniendo a Dios en el primer lugar, después de él sigue usted.

Así como suena, usted es la persona más importante en su vida, si usted está bien consigo mismo, va a proyectar esa sensación de bienestar y seguridad a los que le rodean. Uno de los mandamientos de Dios dice que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos, o sea, el mandamiento incluye el amor propio, si no soy capaz de amarme a mí mismo, ¿Cómo podré amar al prójimo?

A leer estas líneas, tenga cuidado de no caer en un prejuicio, aludiendo que esto promueve el egocentrismo, porque en el fondo lo que se persigue es promover el amor propio.

Usualmente las personas somos muy dadas entregar todo por otros, sean la familia, los hijos, la pareja, amigos, el trabajo etc., pero nos damos muy poco para nosotros, y es así como a la persona más importante la dejamos casi de último, y no se trata de que dejemos de hacerlo, sino que también nos incluyamos dentro de la lista de los más importantes.

¿Y cómo se hace eso? Permítame darle algunas ideas

1- Invierta en usted. Cuide su salud física, aparte tiempo para hacer una caminata, andar en bicicleta, ir al gimnasio, o algo que a usted le guste. Cómprese ese perfume, esos zapatos, o esa prenda, usted se lo merece, obviamente debe planificarlo.


2- Tome tiempo para descansar. Duerma lo suficiente, no es malo descansar, la idea de Dios en crear el día de reposo también incluye el espacio para el descanso, permítase ese espacio sin culpa.

3- Cuide su salud mental. Sea selectivo con lo que alimenta su mente, la música que escucha, las conversaciones en que participa, lo que lee, escoja aquello que le edifica, y que le aporta en su crecimiento como persona. Sea vigilante de sus pensamientos, rediríjalos hacia lo bueno, lo de buen nombre, hacia aquello que tiene virtud.

4- Cuide su salud espiritual. Mantenga abierta su comunión con Dios por medio de la oración, lea la biblia, asista a la iglesia cuando pueda hacerlo, por ninguna razón permita que su corazón se contamine con resentimiento, amargura u odio, estas cosas son una terrible carga que nos alejan de Dios y nos producen mucho dolor.

5- Capacítese en aquello que le interesa. Propóngase metas de estudiar, de leer buenos libros, aprenda de todo lo que sea posible, escuche a especialistas calificados sobre temas de su interés, cultive su mente, no deje que las redes sociales, los juegos en el celular, o cierto tipo de personas le absorban su tiempo con cosas superfluas.

En la medida en que invertimos tiempo y recursos en nosotros, nos vamos a sentir mucho mejor en todos los aspectos de la vida, seremos más capaces de relacionarnos con las personas que nos rodean y nuestra vida tendrá un mejor sentido de propósito.

Nunca es tarde para invertir en nosotros, puede empezar donde se encuentra ahora mismo, tal vez quiera comenzar por convencerse de que necesita hacerlo.

MS.c. Rodrigo Godínez J.

Psicólogo