Hagan que funcione

Las cosas no funcionan bien por una simple casualidad, funcionan bien porque se rigen por los principios con que fueron cuidadosamente diseñadas, es así en una computadora, un celular, una cocina, etc. En el matrimonio sucede lo mismo, si funciona bien es porque esa relación se rige por los principios fundamentales con que fue diseñado por Dios.

A diferencia de cualquier sistema mecánico, un matrimonio no se conecta a algún aparato para que lo haga funcionar, más bien requiere que ambos, esposo y esposa trabajen en ello conscientemente, y resalto intencionalmente el involucramiento de ambos, porque si no es así, puede funcionar con dificultad por un tiempo, pero llega el momento en que ya no soporta el peso y termina por lesionar la relación y/o a uno de los cónyuges y al final es muy doloroso.

Cuando usted se casó, hizo un compromiso muy importante y muy serio, el matrimonio no es un juego, no es para un rato, no es para probar que tal se siente estar casado, usted debe asumir la seriedad que está implicada en él. Tampoco el matrimonio es una carga pesada que llevamos a cuestas, por el contrario, debería ser una de las experiencias más bella, constructiva y enriquecedora, que la vida te da, y esto no es una utopía.

No estoy diciendo que sea fácil, claro que no lo es, habrá muchos conflictos, desacuerdos, tensiones, ustedes son dos personas diferentes, con sus particularidades de personalidad, con su propia historia de vida, con sus diferencias de temperamento, pero cuando una pareja se aman verdaderamente, enfrentan todas estas diferencias, las sobrellevan y triunfan sobre la adversidad y pueden hacer de su matrimonio lo que debe ser, una experiencia maravillosa.

Hoy mi mensaje para los matrimonios es “hagan que funcione”, no tiren a la basura algo tan importante como lo es su matrimonio, no renuncien tan fácilmente, comprométanse a trabajar para que su matrimonio sea mejor, inviertan en ello, tiempo, dinero, caricias, palabras de afecto, y todo lo que ustedes puedan hacer para que su relación sea aquella experiencia maravillosa que todos anhelamos.

Un último aspecto y muy importante es este: Involucre a Dios en su matrimonio, pero antes involucre a Dios en su vida, llénese del amor de Dios, llene su mente con su Palabra, de lo que abunda en nuestro corazón es lo que más sale de nuestra boca, le aseguro que si ambos ponen en práctica este consejo, verán como mejora su matrimonio.

Un matrimonio no funciona bien por asuntos de “química” o “suerte”, hay que hacer que funcione y eso es trabajo de los dos, con la ayuda de Dios.

MSc. Rodrigo Godínez J.

Psicólogo