EL CAMINO OSCURO

Hace varios años, cuando estudiaba en la universidad, muchas veces tuve que conducir de regreso a casa de San José a San Isidro de El General en la noche. Había tramos de la carretera donde la visibilidad era casi nula por la neblina tan densa y otros donde no había líneas ni reflectores para poder guiarme, tenía que bajar la velocidad y estar muy atento, solo me guiaba viendo la ronda. Era muy difícil conducir así, pero no podía quedarme parado en el camino, tenía que llegar a casa, había responsabilidades que cumplir al día siguiente, en algunas ocasiones estuve muy cerca de salirme de la carretera, pero fue solo un susto.

Esto me hace pensar que la vida es algo así, hay ocasiones en que el viaje es muy agradable, como muchas veces en la misma ruta me tocó conducir en la noche con el camino despejado, acompañado de la luz de la luna y las estrellas, pero hay otros momentos que no vemos nada, solo una nebulosa que dificulta la visión, no hay nada para contemplar, no se disfruta el viaje, el cansancio es mayor, hay más estrés y por supuesto más peligro, lo que uno quiere es llegar al destino y ya.

Lo momentos oscuros de la vida no eliminan el camino ni el destino, solo lo ocultan de nuestra vista temporalmente, hay que seguir avanzando, aunque no podamos ver bien, aunque sea más despacio, si vamos por el camino correcto llegaremos, lo más inteligente que podemos hacer es confiar en Dios, aunque no tengamos todo claro, aunque pareciera que la oscuridad se hace eterna, si él viaja con nosotros llegaremos bien.

Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. Jeremías 29:11

MSc. Rodrigo Godínez J

Psicólogo